Patrimonio civil de Villaviciosa

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Mapa de situación del concejo

Mapa de situación del concejo de Villaviciosa. Asturias.

Escudo del concejo

Escudo del concejo de Villaviciosa. Asturias.

Descripción

INTRODUCCIÓN

Etelvino González López

En arte civil es de admirar la casa del consistorio, obra de Antonio Suardíaz Valdés, y diversas mansiones de indianos (Les Baragañes, El Encanto, Hotel España) o las Escuelas Graduadas (1927) y el conjunto de palacios urbanos del XVII-XVIII. En el casco urbano se hallan las esculturas de Mariano Benlliure (1932, La Oliva) y Eduardo Úrculo (1996, Parque de Ballina), que recuerdan a los hijos de Villaviciosa, tomando ambas por motivo la manzana.

Recientes trabajos de campo —como los de J. Camino y V. Rodríguez Otero— están sacando a la luz diversos castros respecto de los cuales hasta hace bien poco era escaso el conocimiento, «ignorancia que no guarda relación con el número relativamente alto de los existentes en el concejo ni con el aspecto «monumental» que debieron de tener y que aún muestran sus vestigios».

En arquitectura tradicional posee un abundante patrimonio en hórreos y paneras, los más antiguos de los siglos XIV-XVI, en los que se ha podido distinguir «un estilo decorativo Villaviciosa, que se halla en una extensa zona limitada por el Sella al este, y los ríos Pigüeña, Narcea y Nalón al oeste», pero «que es en Villaviciosa donde se da la mayor densidad de hórreos de esa época», en opinión de Armando Graña y Xuaco López.

Otro tanto sucede con la casa mariñana, tipología procedente del siglo XVI, que se extiende por Oviedo, Siero, Noreña, Llanera, Las Regueras y tiene su foco en Gijón-Villaviciosa, donde «debió de ser la macrotipología más abundante hasta finales del siglo XIX» —como escriben F. Cobo Arias y M. Suárez Zarracina—. La casa, de habitación terrera, es de planta rectangular, de estructura rudimentaria y consta de portal o solana, dos cuartinos de afuera, pasillo, cuarto de dentro, cocina, cuadra, fornu o forna, adosado. «Hasta hace pocas décadas este tipo de vivienda fue el más abundante y generalizado, aunque observando siempre pequeñas diferencias, sobre todo en la distribución interior, sin que se rompiese el modelo tradicional», en opinión de M. Díez González.

Rafael Balbín Loredo, en su último trabajo (Los molinos de Maliayo), documenta 164 molinos harineros en Villaviciosa, de entre los más de cien (145 en el Catastro de 1753) que enumeran los Caveda en el concejo de Villaviciosa. Fueron importantes en la dimensión económica y, por ello, presentes en la vida cotidiana, las costumbres y el folclore, según indica Miguel Á. González Pereda. Villaviciosa posee una constelación de estos ingenios, situados sobre los ríos, alguna de cuyas rutas como la de El Espadañal —con más de veinte molinos, estudiada por R. Balbín Loredo— son de gran interés etnográfico (El Profundu).

LA CULTURA CASTREÑA

Jorge Camino Mayor

En el campo de la investigación arqueológica, particular interés tiene la que, con auspicios de la Consejería de Cultura, viene desarrollándose en estos últimos años en los castros del entorno de la ría de Villaviciosa, por cuanto que con la información proveniente de dos de ellos, en concreto El Castillo de Camoca y el Picu Castiellu de Moriyón, pudo recomponerse una secuencia de la Edad del Hierro extrapolable a gran parte de la región donde esta etapa apenas ha sido documentada. Ya la nómina de castros conocidos en el concejo, cuya cuantía, impropia en el contexto de la Asturias centro-oriental, lo asemeja a proporciones de algunos concejos del centro y de occidente, daba a entender la importancia alcanzada aquí por esa cultura; así, se han identificado los de Castiello de la Marina, Foncalada en Oles, La Atalaya de Tazones, Olivar, Moriyón, Camoca, Castiellu de Ambás (José Manuel González), Curbiellu (Gabinete Arqueológico), Castiellu de Lué en el límite con Colunga (Aurelio de Llano), y el de Fuentes, encima mismo de la capital (Jorge Camino y Yolanda Viniegra).

El Castiello de Camoca se encuentra sobre un dominante cerro en el centro del valle de Valdediós. Allí sus constructores, a base de ingentes rellenos, levantaron una amplia plataforma oval defendida del exterior por un escarpado talud —en algunas zonas llegan a ser tres escalonados en la ladera—, que estaba coronado por una muralla y una empalizada. Los sondeos de la terraza suroccidental constataron tres niveles de ocupación superpuestos a base de cabañas de materiales perecederos. Varias dataciones C-14 llevan la vida del poblado a todo lo largo del siglo VI antes de Cristo, pudiendo ésta haberse iniciado, incluso, en la segunda mitad del VII.

El Picu Castiellu, por su parte, situado junto a la aldea de Moriyón, ocupa un apuntado montículo suspendido sobre la margen oriental de la ría, respecto a la que cobra un impresionante campo de observación al igual que de las tierras de la marina. Las excavaciones permitieron documentar una ocupación compleja dividible en tres fases, si bien es la segunda, fechada entre los siglos III y I. a. de C., la que representa el momento floreciente. Sobre uno o varios hábitats anteriores con fechas ya de principios del siglo IV a. de C., que fueron consiguientemente desmantelados, la reconstrucción del poblado implicó la elaboración de una sólida muralla de hasta cinco metros de anchura y casi quinientos de longitud que rodea la cumbre del monte, y a su amparo se preparó una terraza bien a base de rellenos, bien de desmontes, generalmente contenida por un bancal, en la que se situaba buena parte de las edificaciones domésticas. En torno al cambio de era, y seguramente en relación con la presencia romana, se observan signos de abandono y se producen diversas modificaciones que alteran y desvirtúan la muralla.

El encadenamiento de ambos poblados constituye una vía de información privilegiada del modo de vida de los pueblos indígenas con anterioridad a la romanización, y su evolución durante una amplia franja del primer milenio a. de C. De entre sus características cabe consignar, sin duda, las referentes a la arquitectura doméstica, puesto que contrasta claramente con el bagaje tradicional de las edificaciones pétreas de la región y en cierta medida también con sus plantas. Se trata, tanto en el castro de Camoca como en el de Moriyón, de cabañas de planta oval, aunque se no descarta que algunas en Moriyón sean circulares, con paredes formadas por vigas o postes de soporte entre los que se coloca un panel de entretejido de varas, que luego es revestido por un grueso revoque de barro. Algunas de las de Moriyón, más modernas que las de Camoca, alzaban las paredes sobre un zócalo bien trabajado de piedra y recubrían la superficie del manteado con un fino lucido de barro muy decantado, contribuyendo ambos aspectos a evitar los perjudiciales efectos ocasionados, respectivamente, por la humedad de capilaridad y el lavado pluvial. En cualquiera de los casos la cubierta habría de ser de materia vegetal, a buen seguro de haces de paja o retama dispuestos sobre un armazón de cabríos radiales que configuraban un tejado cónico. Responde, en suma, el conjunto de estos elementos a la denominada arquitectura de madera y barro que se difundió por Europa occidental entre el Neolítico avanzado y, al menos, los primeros tiempos de la romanización, y que tan difícil resulta de documentar a causa de su rápido deterioro, lo que fue posible en los casos de Villaviciosa merced a un minucioso seguimiento de las cimentaciones y al incendio sufrido por varias de las de Moriyón que carbonizó el maderamen y coció el barro de los paños. El piso interior, que no superaba los 30 metros cuadrados, era siempre de tierra y sobre él se ubicaba el hogar. De una de las de este último poblado puede añadirse que, de lo que debió de ser su abigarrado interior, tenía un vestíbulo separado del resto de la estancia por un panel de entramado, que evitaba la distorsión del fuego del hogar por las siempre perniciosas corrientes, y una despensa de diversos tipos de cereales; al exterior estaba flanqueada por un corral o cobertizo y, en un momento posterior, por una cuerria para bellotas.

No hay duda de que en ambos poblados la metalurgia cumplió un papel decisivo, en Camoca con producciones heredadas del Bronce Final Atlántico —hoces de nervaduras y lengüeta de tipo Castropol, calderos de remaches, anillos, brazaletes y broches de tipo La Majúa, etc.— y las primeras piezas de hierro; en Moriyón los bronces reciben un hondo influjo celtibérico, en tanto proliferan los objetos de hierro, el cual se reducía en pequeños hornos de cubeta, esencialmente funcionales —hoces, hachas, lanzas, puñales, caramilleras, etc.—, y es éste el momento en que se testimonian objetos de orfebrería. El mundo cerámico es más monótono, y aunque, a lo largo de esas centurias mejora su calidad, dominan las formas globulares de fondo plano y con decoraciones escasas, mayoritariamente incisas —zigzagues, triángulos, serpentiformes, retículas bruñidas o no, etc.— impresas —ungulaciones, círculos—, plásticas —mamelones, imitaciones de clavos— y pintadas en rojo. Múltiples útiles líticos y algunas piezas de azabache y de pasta vítrea completan el conjunto de la cultura material recuperada.

Los restos de vacas, ovicápridos, caballos y cerdos confirman la formación en el poblado de Camoca de una cabaña mixta, mientras que, frente a la exclusividad de una variedad de trigo en este castro, es el de Moriyón el que alberga silos de diversos cereales y leguminosas resultantes de una intensificación agrícola. La caza de jabalíes y corzos y la recolección de bellotas atestiguan la vigencia del bosque caducifolio, cuyos componentes quizá puedan precisarse a través de los análisis en curso de las maderas quemadas y del polen.

En definitiva, estos poblados no sólo subrayan la antigüedad de la cultura castreña con anterioridad a la conquista romana, sino que ejemplifican el proceso de formación, en su área nuclear, del pueblo de los luggones, de uno de cuyos grupos, los arganticaeni, se conserva en la iglesia parroquial de Grases, al pie del castro de Camoca, una lápida erigida ya en época romana en honor de una divinidad local de epíteto Tabaliaeno (E. Alarcos, D. Santos).

Algunos otros castros probablemente se fundan en época romana a tenor de la coincidencia de varios de sus rasgos con los que son comunes en esa etapa, al menos eso cabe sospechar para los de Olivar —Selorio— y Curbiellu —Peón—. Sin embargo, cuenta el concejo con más señeros ejemplos de la romanización. Destaca entre ellos la villa de Puelles, situada en el despejado ribazo que separa los valles de Valdediós y Rozaes, encontrada accidentalmente al abrir un camino y excavada en parte inmediatamente (J. Fernández), delatando sus termas y galería porticada la aplicación de los modelos coloniales en este establecimiento rural que se viene datando entre los siglos I y IV después de Cristo. Un conjunto de restos apenas estudiados es el que corresponde a la zona de Rodiles, en donde es factible que hubiese un amplio asentamiento dedicado a la actividad pesquera y del que se conocen sepulturas y parte de un edificio provisto de un edículo; su fisonomía, la toponimia y los materiales registrados invita a datar ese hábitat en época bajomedieval y visigoda (J. M. González). Muy próximo a Rodiles, en Selorio se tienen vagas noticias de hallazgos que pueden testificar otro yacimiento romano (Gabinete Arqueológico). Indicativos de la romanización son, además de la de Grases, las dos lápidas de La Lloraza, la de Selorio y la de Miravalles (D. Santos).

Malhadado destino han tenido varios de estos establecimientos castreños o romanos, debido a las carencias en la política de conservación del patrimonio, y, así, a los efectos que el desordenado pseudourbanismo tuvo en Rodiles, se suman la importante destrucción practicada a mediados de los ochenta en el castro de Tazones, la nunca aclarada demolición en Rodiles del edificio tardorromano conocido como Capilla de los Moros y, por último, la construcción de un chalet en 1995 sobre el castro de Castiello de la Marina, increíble ejemplo de indolencia administrati

Concejo de Villaviciosa

Pumaradas y sidra, huerta y mar, Rodiles y Tazones, Románico en Amandi y Prerrománico en Valdediós, el casco histórico de Villaviciosa, surf, pesca y aves en la mayor ría de Asturias… Así es Villaviciosa, Capital Manzanera de España.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Villaviciosa son: Cabranes, Colunga, Gijón, Piloña y Sariego. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Villaviciosa, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca de la Sidra

Tierra de pomaradas y manzanos en flor, hogar de centenarios llagares de sidra, costa de dinosaurios, pueblos mineros y villas marineras, una de las rías con más biodiversidad de toda Asturias, majestuosas sierras como las de Peñamayor o el Sueve, Caminos de Santiago, pueblos ejemplares y el mejor arroz con leche… así es la Comarca de la Sidra.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Sariego y Villaviciosa. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«Otro ejemplo destacado del arte prerrománico asturiano es la Iglesia de San Miguel de Lillo, que se encuentra cerca de Santa María del Naranco. Esta iglesia también presenta una planta basilical con una nave central y dos laterales, y su fachada está decorada con arcos de medio punto y motivos geométricos. Ambas iglesias son consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.»

Resumen

Clasificación: Etnografía

Clase: El concejo

Tipo: Varios

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Villaviciosa

Parroquia: Villaviciosa

Entidad: Villaviciosa

Zona: Oriente de Asturias

Situación: Costa de Asturias

Comarca: Comarca de la Sidra

Dirección: Villaviciosa

Código postal: 33300

Web del municipio: Villaviciosa

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de Villaviciosa

Dirección

Dirección postal: 33300 › Villaviciosa • Villaviciosa › Asturias.
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