El viaje de Carlos I a Villaviciosa

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Mapa de situación del concejo

Mapa de situación del concejo de Villaviciosa. Asturias.

Escudo del concejo

Escudo del concejo de Villaviciosa. Asturias.

Descripción

El 19 de setiembre de 1517 Carlos I de España desembarcaba en Villaviciosa y escribía la siguiente carta, conservada en la biblioteca de la Real Academia de la Historia: egregio Conde pariente oy dia de la fecha hauemos llegado con nuestra armada, y desembarcado en este puerto de Villaviciosa en Asturias. Laurent Vital, en su crónica Relación del primer viaje de Carlos V a España, refiere que el desembarco se realizó cerca de seis leguas lejos del puerto, lo cual es probablemente exagerado, ya que la embocadura de la ría dista, aproximadamente, unos diez kilómetros de la villa. Los marineros trasladaron desde la nave en que venía el rey hasta la superficie del mar una gran barca, en la que se acomodaron él y su hermana, acompañados por una numerosa comitiva, y aunque a un cuarto de legua de allí —prosigue el cronista había un pueblo y puerto llamado Tazones, esto no obstante no fueron allí a causa de que era un lugar demasiado malo para alojarse en él tanta gente principal, y a causa de que cerca de allí había una buena villita donde estarían mucho mejor alojados que en Tazones...

Un texto del intendente real Boissot sugiere la posibilidad de que el rey y su comitiva hiciesen un alto en Tazones para cenar, yendo luego a dormir a Villaviciosa. Aunque el verdadero desembarco fue en Villaviciosa, no se pueden desconocer las palabras que el intendente Boissot escribió en su diario, diciendo que el monarca «descendió hacia el anochecer al puerto de Tazones» (portapelle stasoms) y fue a cenar y durmió en Villaviciosa. Así pues la arribada a Tazones, aunque hubiesen saltado a tierra algunos de los tripulantes de la barca, incluso el propio rey, fue algo accidental y episódico.

Pedro Mártir de Anglería recoge también la noticia de la arribada a Tazones, y la repite un siglo después Bartolomé Leandro de Argensola (Primera parte de los Anales de Aragón, Zaragoza, 1630, pág. 425), agregando que dicen llegaron y no que aportaron, «porque la costa en aquella parte es impetuosa, y encubre el agua peñascos agudos y tan dificiles a todo navío que ni son puerto ni playa».

De Villaviciosa a Ribadesella.

Los días que la comitiva regia permaneció en Villaviciosa fueron dedicados a requisar las carretas y los mulos destinados a llevar los bagajes del rey y de sus gentes, ya que el incendio de la nave en que iba la caballeriza, había dejado sin animales de montura y de carga al rey y a su séquito.

El cronista afirma que el día 23 el rey se fue de Villaviciosa, sin hacer más jornada que la de tres leguas, para alojarse luego en Colunga, y añade que en el camino hallaron los campos todos, llenos de gente bien armada. De los alojamientos en Colunga, L. Vital dice que el que se le dio al rey fue el mejor que allí había y que el de su hermana Leonor se hallaba enfrente. El mejor de estos alojamientos era bien pobre y desgraciado, tal como el azar lo daba y no tal como a su majestad pertenecia. Allí, debido a la mala condición del hospedaje y a la falta de cuidados, varias de las personas que acompañaron al monarca contrajeron las enfermedades que para algunos acabaron por muerte, a causa de no haberse visto servidos, socorridos, ni asistidos por su dinero.

El jueves, 25 de setiembre, el rey salió de Colunga para ir a alojarse a un agradable puertecito de mar llamado Ribadesella.

En el camino, los señores principales de las localidades cercanas salieron a reverenciar al rey, presentándole cuerpos y bienes a su servicio, según la costumbre del país, y acompañándole algunos durante el resto del viaje.

Debido a las dificultades del camino, hubieron de dar un rodeo, seguramente por el trayecto que, subiendo las colinas y lomas que se hallan sobre la margen izquierda de la ría, lleva a vadearla no lejos del lugar de Llovio, continuando luego por la margen derecha hasta la villa. Probablemente iba a salir a Rabales, junto al lugar de Llovio.

El día 26 llegó a la villa una compañía de jóvenes, de 300 a 400, que realizó ante el monarca extraños simulacros militares. Finalmente, consigna el cronista que se celebró una corrida de toros. Los toros eran fieros, bravos y peligrosos en sumo grado. Es probable que las evoluciones antes citadas se realizasen no lejos del solar de la antigua iglesia parroquial, y que el monarca los contemplase desde una casa inmediata, llamada luego el comercio de Casimiro, que fue demolida hace unos muchos años.

De Ribadesella a Colombres.

Vital refiere que un sábado, ¿26? de septiemhre, el rey partió de ese puerto llamado Ribadesella, e hizo un recorrido de cinco grandes leguas para ir a alojarse a un pequeño pueblecito de Llanes. Estas dos villas distan por la actual carretera 29 km, y el recorrido que el monarca y su séquito hicieron en esta ocasión debió de ser muy aproximado al que sigue la actual carretera que va de Oviedo a Torrelavega, aunque en la crónica ya citada no haya referencias topográficas que ayuden a detallarlo. Los únicos lugares que se mencionan en ella son: San Jorge de Nueva, Llanes y Colombres.

Las dificultades del viaje son relatadas con precisión por el cronista: pasó varias altas montañas y valles y, muy a menudo, ríos a vado, peligrosos por la rapidez del curso de las aguas, que no se podían pasar más que cuando la mar estaba baja, pues entonces casi llegaba hasta la silla de los caballos... era necesario por medio de la jabalina u otra arma, sostenerse contra la rapidez de dichas corrientes o quedar en peligro de ahogarse, a causa de que, a trechos, era tan profundo que no hacía falta más que fallar el pie para, hombre y caballo, ir a perder y ahogarse agua abajo, que corría sumamente rápida...

A falta de datos precisos, y basándonos en el estudio de los mapas de Tomás López, publicado en 1777, y el de Francisco Coello, en 1870, creemos que desde Ribadesella, don Carlos y su séquito hubieron de subir hasta la falda del montículo de San Antonio, para continuar hacia Toriello, lugar señalado en el mapa de López con la indicación de una venta. Existe la posibilidad, si bien hipotética, de que ésta existiera a fines del siglo XV, pues se conoce una provisión de los Reyes Católicos autorizando a un vecino del concejo de Llanes a edificar una venta entre esta villa y la de Ribadesella.

El mapa de Coello señala el paso de lo que denomina camino real o calzada un poco al sur de este lugar, sin que podamos asegurar si el que siguieron el rey y sus acompañantes fue el que salía de Nueva, pasando por el mismo lugar de Toriello y luego por el de Pría, o bien el que se señala como principal, un poco más al sur.

Los caminantes tendrían que vadear los riachuelos de Aguamía y de la depresión de Nueva, antes de llegar a Nueva, lugar en que, según las cuentas del intendente Boissot, el rey comió el día 26 de setiembre en la torre de San Jorge, hoy absorbida por el palacio del Conde de la Vega del Sella, cuyo poseedor debía de ser Fernán Duque de Estrada.

La calzada continuaba a San Antolín de Bedón, nombre que llevaba un monasterio de benedictinos situado en las inmediaciones del río Bedón, y cuyo abad era por aquellas fechas el canónigo de Oviedo, don Pedro de Posada, a quien el rey don Carlos otorgó Real Facultad para crear un vínculo.

Desde las inmediaciones del monasterio, el camino subía hacia el lugar de Posada, continuando a Celorio para pasar al sur del monasterio en dirección a Poo, cuyo riachuelo habrían vadeado unos dos km antes de llegar a la villa de Llanes.

El cronista señala la existencia de bandas armadas que salen a recibir al rey, y habla de que en un día, en diversas veces, encontramos por alli más de 4.000 ó 5.000 hombres, cifra que nos parece exagerada.

La entrada del rey en Llanes debió de realizarse por la puerta llamada todavía a mediados del siglo pasado de la Villa, que era la principal y daba acceso al camino real por el O. Lorenzo Vital describe así la entrada: al entrar en Llanes el rey fue recibido gozosa y honrosamente según los posibles del pueblo; y podían bien decir, como los de Villaviciosa, que no tenían más que amor y buena voluntad; y para hacer mayor honor al rey, el clero fue al encuentro en bella procesión y las huenas gentes habían engalanado sus casas con follajes verdes y ramos, y alfomhrado hasta el alojamiento el pavimento por donde pasaba, con hierba.

La casa en que se alojó (existe hoy reformada) se hallaba en la calle Mayor, cerca del ángulo con la de Posada Herrera, que le es perpendicular. En una de las habitaciones de dicha casa se conserva un letrero tallado sobre madera, en letra gótica, poco después de la estancia del rey, que dice: A XXVI de Setiembre de MDVll años posó el Rey Don Carlos en esta casa de Juan Pariente. Sobre la inscripción se halla tallado el escudo de armas de don Carlos.

La casa de Juan Pariente, personaje perteneciente a una de las familias más antiguas y principales de Llanes, debía de ofrecer una disposición distinta a la que hoy tiene, aun cuando parte de la edificación, sobre todo en la planta baja, pudiera ser la misma. Los llaniscos, que habían conocido los desmanes nobiliarios en las épocas de Juan II y de Enrique IV, aprovecharon la estancia del rey para reiterar su deseo de no hallarse sujetos a otra jurisdicción ni señorío que el de la Real Corona.

Dice la crónica: en cuanto el rey se apeó, los señores de la villa fueron a hacerle la reverencia a su aposenio, llamándole el bienvenido y, con gusto, visto en su pobre y destruida villa, efreciéndosele en alma y cuerpo, y bienes enteramente a su disposición. Entonces le hicieron presentes de vino, pan y carne; luego después de varias exhortaciones, le rogaron que quisiese tenerles por encomendados y mantenerles como sus antecesores, los reyes de Castilla, habían hecho, sin ponerles en otra guardia ni gobierno que el suyo, puesto que, de todo tiempo, no habían estado sujetos a otra guarda y protección que la de los reyes de Castilla, y que, con la ayuda de Dios, le rendirían tan huena cuenta de su villa que tendría motivo para estar contento.

El lunes, 28 de setiembre, el rey partió de Llanes con su comitiva: pero como de allí a San Vicente hay seis leguas largas de muy mal camino, no se hicieron en ese día más que cuatro para ir a alojarse a un pueblecillo o aldea llamada Colombres. Realizaron el recorrido con tiempo favorable y pasaron por el alto de la Horcada, terminos de Acebal y de la Venta del Pomar. Pasado el río Purón y el lugar de Puertas continuarían a Vidiago y Pendueles, para llegar al paraje de Santiuste, después de pasar el río Cabra, acaso por un puente como el llamado del Campo en aquel siglo; pasado el puente se hallaba el lugar de La Franca, por cuyas inmediaciones iría el camino; y un poco más al E. se halla Colombres, capital del concejo de Ribadedeva.

El cronista dice que después de haber llegado la nobleza a este puehlecito encontraron la comida dispuesta y que después de comer, las mozas de este lugar fueron a la plaza que se hallaba delante del alojamiento del rey para cantar y bailar haciéndolo de grave y gozosa manera. El espectáculo agradó al monarca, quien después de haberse retirado mandó hacerles algún obsequio a las mozas que habían cantado y danzado en su honor. El día 29, después de haber oído misa y desayunado, el rey partió de Colombres para hacer dos leguas largas de muy malo y penoso camino y llegar a un puerto de mar llamado San Vicente de la Barquera.

Bibl.: Lorenzo Vital, Relación del primer viaje de Carlos V a España, traducción del francés de Bernabé Herrero, Madrid, 1958; Pietro Martire de Anghiera, Epistolario, estudio y traducción de J. López de Toro, Madrid, 1956 (epístola n.° 599); J. Uría Ríu, Descripción y comentarios al viaje de Carlos I por Asturias, en la revista «Valdediós», años 1960 al 1963, ambos inclusive; Ibidem, El relato del desembarco de Carlos I en Villaviciosa, y una rectificación, rev. «Valdediós», año 1969.

Concejo de Villaviciosa

Pumaradas y sidra, huerta y mar, Rodiles y Tazones, Románico en Amandi y Prerrománico en Valdediós, el casco histórico de Villaviciosa, surf, pesca y aves en la mayor ría de Asturias… Así es Villaviciosa, Capital Manzanera de España.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Villaviciosa son: Cabranes, Colunga, Gijón, Piloña y Sariego. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Villaviciosa, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca de la Sidra

Tierra de pomaradas y manzanos en flor, hogar de centenarios llagares de sidra, costa de dinosaurios, pueblos mineros y villas marineras, una de las rías con más biodiversidad de toda Asturias, majestuosas sierras como las de Peñamayor o el Sueve, Caminos de Santiago, pueblos ejemplares y el mejor arroz con leche… así es la Comarca de la Sidra.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Sariego y Villaviciosa. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«Asturias también cuenta con playas de gran belleza en entornos más rurales. La Playa de Torimbia, por ejemplo, se encuentra en el concejo de Llanes y está rodeada de acantilados y vegetación exuberante. Es una playa nudista muy popular entre los amantes de la naturaleza y ofrece un ambiente tranquilo y sereno para disfrutar del sol y el mar.»

Resumen

Clasificación: Etnografía

Clase: El concejo

Tipo: Varios

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Villaviciosa

Parroquia: Villaviciosa

Entidad: Villaviciosa

Zona: Oriente de Asturias

Situación: Costa de Asturias

Comarca: Comarca de la Sidra

Dirección: Plaza Carlos I, 5

Código postal: 33300

Web del municipio: Villaviciosa

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de Villaviciosa

Dirección

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